El Ingreso Familiar de Emergencia llego como una ayuda para 9
millones de personas en una economía que se encontraba totalmente cerrada.
Siendo así, muchos ciudadanos se quedaron sin su trabajo o la posibilidad
de ir a buscar uno. Para ellos, la llegada de los $10.000 fue un alivio en un
período de tiempo casi sin ingresos; pero, además, para unos cuantos significo el
inicio de un nuevo emprendimiento.
En Noya, Corrientes, una pareja decidió invertir el dinero en
un kiosko: "No dudamos, cerramos los ojos e invertimos el dinero. Venimos
de una historia difícil. Teníamos una casita de material y nos desalojaron,
quedamos con lo puesto; luego nos cedieron un pequeño terreno y construimos una
casilla de madera, donde vivimos y ahora también tenemos el kiosco",
relató la mujer.
Desde Jujuy, Claudia Gutiérrez cuenta como anteriormente se
dedicaba a la confección de ropas y arreglo de prendas escolares, pero debió
readaptarse y con el dinero del IFE empezó a vender verduras: "Empecé con
bolsas de papas y cebollas, que es lo que más sale y fui comprando otras
verduras y frutas que me iban pidiendo. La idea era comprar para vender y para
de ahí mismo sacar también para cocinar”.
Las historias se repiten en otros rubros, como la formoseña Vanny
Acosta de Romero que puso una tienda de mascotas o María de las Nieves Dominguez
en Guaymallén que adquirió un horno y empezó a vender empanadas, pan y
tortitas.
El Ingreso Familiar de Emergencia tuvo su tercera y última edición
en el mes de agosto. A partir de allí, el gobierno consideró que la economía comenzaba
a reactivarse y discontinúo el bono, el cual no niega reentregar en caso que se
vuelva la situación de emergencia.
Actualmente, el estado apuesta al programa Potenciar Trabajo y Potenciar Joven, además de seguir reforzando la AUH y buscar aprobar la ley que reglamenté los aumentos a jubilados y demás prestaciones.
Fuente:Ambito

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